Una semana más, seguimos con nuestras entradas dedicadas a los juguetes tradicionales japoneses. Y hoy queremos hablar de las temari, unas preciosas bolas hechas de hilo, que probablemente surgieron como un juego más de malabares.
La primera mención que se hace a las temari se remonta al año 644
d.C. en la corte imperial, y se sabe que el juego alcanzó su popularidad
a mediados del siglo V hasta el siglo XIV. En esa época, las bolas
probablemente tenían una forma menos uniforme y estaban rellenas de pelo de caballo y quizá también estaban hechas de cuero. Muchos son los que afirman que el origen de las temari (sobre todo por sus colores dorados y plateados) se encuentra en las típicas perlas que sujetan los dragones chinos en su boca, un símbolo de perfección, como el ying y el yang.
El juego se jugaba en un campo donde se ponían en círculo entre cuatro y ocho jugadores.
Uno de ellos lanzaba con su pie la bola al aire, bien alto, aunque
siempre manteniéndose dentro del círculo, y seguía dándole a la bola
evitando que se cayera al suelo (como hacen los jugadores de fútbol a
veces, hoy en día). Existían unos 70 tipos de lanzamientos distintos,
aunque la puntuación de juego no tenía demasiada importancia: era más
un juego social, para mostrar las habilidades propias, que una
competición.
Con el tiempo, la vistosidad de las bolas fue ganando importancia
y a principios del siglo XVII, las mujeres de la corte imperial
organizaban competiciones para decidir qué bola era la más trabajada, la
más opulenta, la más llamativa o la de colores más bonitos. Por ello,
no sólo los materiales fueron evolucionando, pues se empezaron a
utilizar sedas finísimas e hilos de colores metálicos como el dorado o
el plateado, sino que los diseños empezaron a ser cada vez más
detallados, mostrando escenas de jardines, flores, árboles y no sólo los
diseños geométricos típicos que conocemos hoy en día. Un ejemplo de
ello se puede encontrar en la serie “Shogun”, donde nos presentan a
mujeres de la corte del shogun Tokugawa en el siglo XVII.
Actualmente, las temari tienen un centro de papel, se
recubren de preciosas telas y se cosen con llamativos diseños
geométricos, pues ya no se utilizan para jugar, sino que son un ejemplo de artesanía más, o mingei. Son un perfecto regalo conmemorativo, para una ocasión importante y formal. Para este tipo de ocasiones, las temari
se presentan con un lazo de libélula y grandes borlas, aunque también
siguen conservando su tradición “familiar”, pues son muchos los niños
que se despiertan, en Año Nuevo, y se encuentran una preciosa temari hecha por su madre o su abuela sobre su cojín, que se convertirá en su primera visión del año.
Así pues, la temari se ha ido desarrollando durante casi
1.400 años, pasando de ser bolas de cuero para jugar, a convertirse en
un regalo de gran esplendor visual.
0 comentarios :
Publicar un comentario