Los tatuajes son un asunto personal y no pueden ser motivo de discriminación en el trabajo. El Tribunal de Distrito de Osaka dictaminó que la orden del alcalde de Osaka, Toru Hashimoto, para investigar si los trabajadores municipales tenían tatuajes era ilegal y constituía una invasión de la privacidad.
El órgano de justicia falló a favor de Tadasu Yasuda, un chofer de autobús de 56 años que fue transferido a un trabajo de escritorio por rehusarse a contestar si tenía un tatuaje, informó Japan Today.
La municipalidad de Osaka tendrá
que pagarle 1,1 millones de yenes (9.270 dólares) a Yasuda en
compensación por daños y perjuicios y reponerlo como chofer de autobús.
De acuerdo con el tribunal, exigir a los trabajadores que revelen si
llevan tatuajes viola su privacidad y genera el riesgo de crear un
ambiente laboral discriminador.En mayo de 2012, Hashimoto ordenó a 35.000 funcionarios de la municipalidad de Osaka que informaran por escrito si poseían tatuajes. Según el controvertido político, el público se siente incómodo o intimidado si los empleados que los atienden llevan tatuajes y eso erosiona la confianza de la ciudadanía.
Seis de los trabajadores se negaron a responder al mandato de Hashimoto, entre ellos Yasuda. En represalia, fueron sometidos a una acción disciplinaria.
Más adelante, Yasuda reveló que no tenía ningún tatuaje. Si se negó a responder fue por una cuestión de principios; una pregunta como esa invadía su privacidad.
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