Ya por fin superando un poco la fiebre del mundial (no era penal), hoy te hablaremos del Kemari, un juego de pelota tradicional que aun en nuestros días se practica de manera ceremonial en algunos santuarios por todo Japón.
Realmente este “deporte” procede de la antigua China y ha sido documentado desde alrededor del siglo VI d.C.
y hay quienes se atreven a asegurar que incluso es el verdadero
antecesor del fútbol como lo conocemos ya que es imposible dejar de
notar que comparten muchas similitudes.
Comenzando por el terreno, denominado como “kikutsubo”, tiene una longitud de aproximadamente 15 metros y es delimitado por cuatro árboles diferentes: cerezo, sauce, pino y arce, los cuales simbolizaban las cuatro estaciones del año.
Respecto a los jugadores, los llamados “mariashi”, conforman un equipo limitado a un total de doce, siendo de seis a ocho los cuales pueden permanecer en la cancha al momento del juego y portan un peculiar atuendo de colores muy vistosos y mangas anchas llamado “kariginu”, muy similar a un kimono.
Por otro lado la pelota, que antiguamente solía estar hecha de cuero de ciervo y con relleno de aserrín, mide un aproximado de veinte centímetros y al grito de “¡ariyaaa!” y “¡ari!” básicamente lo que los jugadores deben evitar es que toque el piso al pasarla entre ellos.
Originalmente siendo algo casi exclusivo de la aristocracia, el Kemari vivió su época dorada entre los siglos X y XVI al
expandirse por todo Japón y entre todas las clases sociales aunque poco
a poco fue perdiendo adeptos a manos de otras disciplinas como el “sumo”.
Fue el Emperador Meiji quien, buscando evitar que este milenario deporte desapareciera, fundó la Asociación por la conservación del Kemari que curiosamente en la actualidad sigue vigente.
Lo que más admira a propios y extraños
sobre este “deporte”, es que en realidad no lo es como tal pues no hay
competitividad de por medio ni un rival por vencer, simplemente se trata
de destreza en equipo, pero aunque no era costumbre si había quienes
rivalizaban para ver quien lograba más toques.
Sin duda un deporte sencillo, sin violencia ni mordidas…
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